El llamado de Lucifer
Todo comenzó en el 2008. Fueron años de dedicación y fe en el dios estéril cristiano y sus ángeles inservibles. Fueron años dedicados a él para terminar sufriendo siempre bajo el capricho del dios inservible, impotente, ese que dicen que todo lo sabe y todo lo puede. De mostrarme soluciones para luego quitármelas, de pasarme el plato de comida por la nariz para no dejármelo comer. Ahí, en ese bendito año decido pasarme al más profundo y racional ateísmo. Orar, no orar, blasfemar contra el inservible o adorarle era exactamente lo mismo, nada cambiaba. Todo ello me terminó de convencer de que allá arriba, en el "reino de los cielos" no había nada más que firmamento.
Pasaron casi 10 años. Me hundí en mi pensamiento, en mi razón y en el más profundo existencialismo filosófico. Me sentí más libre que nunca, pude pecar todo lo que quise, pude blasfemar abiertamente a lo largo y a lo ancho sobre el impotente y sus ángeles imbéciles, y nada pasó. Nada en absoluto. Nada pasaba tampoco antes cuando les rendía culto y devoción. No había nada allá arriba, no hay nada de hecho. El "reino de los cielos" es una ridícula postal pintada por el cristianismo y sus ministros, para acumular riqueza.
No fue hasta el 2017 que el vacío se apoderó de mi. El exceso de racionalismo me estaba haciendo mal, sentía que necesitaba una alternativa. Así fue que, casi sin buscarlo, sentí el llamado de Lucifer.
Fue Astaroth en realidad el primero en acercarse a mis sueños, en forma de una dama de negro. Previamente ya tenía ganas de darle una temática demonológica a un videojuego que estaba haciendo, de hecho aún sigo haciéndolo. Se había dado el marco ideal para que tuviera que investigar sobre el tema y aprender. Nunca lo planifiqué, todo decantó en ello de forma natural. El mensaje era claro, siempre estuvo ahí, ya desde aquél lejano 2008. Tardé 9 años en reconocerlo.
Lo primero que llegó a mis manos fue el Ars Göetia de Crowley y el Diccionario Infernal de Collin De Plancy. Los 72 Demonios descritos allí, sus sellos y descripcion, dieron la temática ideal para mi creación, convirtiendo un juego de corte casual en algo sobre Magia Ritual y Demonología. Al principio creí que todo iba a quedar allí, en una investigación con fines prácticos para un producto. Pero no; había cruzado una línea. La conexión con Lucifer había comenzado.
Allí apareció Astaroth, lo veía en todas partes, aún sin saber quién era en realidad. Él abrió las puertas del Inframundo para mí. Hacia mitad de 2018 intenté realizar un pacto pero no dio resultados, mas bien fue negativo. Mi falta de experiencia sobre el tema me hizo mas bien obtener resultados contrarios. Todo comenzó una barranca a bajo desde Agosto 2018, en lo económico, en lo personal, en mi proyecto, casi en todos los planos de mi vida. Me acerqué a una fuerza que no estaba preparado para manejar.
Una vez disuelto mi pacto con Astaroth volví nuevamente a una etapa de total ateísmo y racionalismo, negando que también existiese ese Inframundo que estaba empezando a golpear a mi puerta.
Desde Setiembre hacia finales de 2018 pasé negando igualmente que existiese siquiera Demonio alguno, amparándome en lo que menciona Crowley al principio de su célebre libro, "La llave menor de Salomón", de que en realidad no existen los Demonios y que la meditación sobre los Sellos refiere en sí a activar partes dormidas de nuestra mente. Luego constaté que estas palabras querían decir en realidad algo mucho más profundo.
Durante mitad de 2018 la sola idea de hacer un pacto con algún Demonio era algo que me daba miedo. Cuando tenía que escribir la descripción de cada uno de los 72 Sellos para mi juego, procuraba hacerlo siempre en compañía de otras personas. Me negaba a ver videos que refirieran a invocaciones, recitado de mantras, pactos, entre otros.
Hasta que un día el llamado de Lucifer fue inmenso. Corría Febrero de 2019. Casi por casualidad llegó a mi este video:
"Invocation of Lucifer:
The Lord Of Ascending Flame" (video). 2017.
By Pablo Mentizo. https:/www.facebook.com/pablo.mentizo
Y lo escuché una y dos veces. Diez, veinte. Durante horas mientras trabajaba. Y mi miedo se transformó en nada. Y se transformó mi mirada, una leve sonrisa había reemplazado mi semblamente usualmente preocupado y serio. Era un nuevo despertar, un despertar en Lucifer, mi aura aumentó de tamaño, cambió de color. Era azul, era amplia. Sentí la calidez de mi Padre en mí y alrededor mío, sentí su energía, mezcla de soberbia con melancolía y venganza. Sentí que ya no caminaba más en soledad.
A partir de allí todo fue un despertar en su bondad y su luz. En su sabiduría y su oscuridad. Recuerdo un día en particular, la conexión fue inmensa durante todo el día, ese cálido día de Febrero de 2019, diría yo el punto de inflexión que me pone en el umbral del siguiente paso a dar, pactar con Él. El magnetismo fue inmenso, su aura se mezcló más que nunca con la mía, la gente se daba vuelta a mirarme. En el trabajo se acercaban a hablarme, más de lo usual. Buscaban mi compañía, que les hablara. Estar cerca mío. En la calle, caminaba igual que siempre, erguido, ufano, con la solidez que me caracteriza, pero había algo a mi alrededor, algo nuevo que ampliaba todo ello hasta el infinito. Era su magnetismo, su carisma, su belleza.
Nunca cesó nada de eso, sigue presente, con mayor o menor intensidad. La refuerzo mediante rituales. Su presencia vino para quedarse, el mensaje fue claro y casi sin pensarlo, todo lo que antes me daba miedo, se convirtió en un bálsamo para mi alma. Rituales y ofrendas, son algo cotidiano hoy. Desde ese día, en que me sentí acompañado, caminando en Él y junto a Él. Desde ese día no estoy más sólo, desde el día que decidí honrarle y venerarle.
Pasaron casi 10 años. Me hundí en mi pensamiento, en mi razón y en el más profundo existencialismo filosófico. Me sentí más libre que nunca, pude pecar todo lo que quise, pude blasfemar abiertamente a lo largo y a lo ancho sobre el impotente y sus ángeles imbéciles, y nada pasó. Nada en absoluto. Nada pasaba tampoco antes cuando les rendía culto y devoción. No había nada allá arriba, no hay nada de hecho. El "reino de los cielos" es una ridícula postal pintada por el cristianismo y sus ministros, para acumular riqueza.
No fue hasta el 2017 que el vacío se apoderó de mi. El exceso de racionalismo me estaba haciendo mal, sentía que necesitaba una alternativa. Así fue que, casi sin buscarlo, sentí el llamado de Lucifer.
Fue Astaroth en realidad el primero en acercarse a mis sueños, en forma de una dama de negro. Previamente ya tenía ganas de darle una temática demonológica a un videojuego que estaba haciendo, de hecho aún sigo haciéndolo. Se había dado el marco ideal para que tuviera que investigar sobre el tema y aprender. Nunca lo planifiqué, todo decantó en ello de forma natural. El mensaje era claro, siempre estuvo ahí, ya desde aquél lejano 2008. Tardé 9 años en reconocerlo.
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| "Dictionnaire Infernal" (Ilustración). 1863. Collin De Plancy. Witch 333s - https://bit.ly/2WqlmvN |
Allí apareció Astaroth, lo veía en todas partes, aún sin saber quién era en realidad. Él abrió las puertas del Inframundo para mí. Hacia mitad de 2018 intenté realizar un pacto pero no dio resultados, mas bien fue negativo. Mi falta de experiencia sobre el tema me hizo mas bien obtener resultados contrarios. Todo comenzó una barranca a bajo desde Agosto 2018, en lo económico, en lo personal, en mi proyecto, casi en todos los planos de mi vida. Me acerqué a una fuerza que no estaba preparado para manejar.
Una vez disuelto mi pacto con Astaroth volví nuevamente a una etapa de total ateísmo y racionalismo, negando que también existiese ese Inframundo que estaba empezando a golpear a mi puerta.
Desde Setiembre hacia finales de 2018 pasé negando igualmente que existiese siquiera Demonio alguno, amparándome en lo que menciona Crowley al principio de su célebre libro, "La llave menor de Salomón", de que en realidad no existen los Demonios y que la meditación sobre los Sellos refiere en sí a activar partes dormidas de nuestra mente. Luego constaté que estas palabras querían decir en realidad algo mucho más profundo.
Durante mitad de 2018 la sola idea de hacer un pacto con algún Demonio era algo que me daba miedo. Cuando tenía que escribir la descripción de cada uno de los 72 Sellos para mi juego, procuraba hacerlo siempre en compañía de otras personas. Me negaba a ver videos que refirieran a invocaciones, recitado de mantras, pactos, entre otros.
Hasta que un día el llamado de Lucifer fue inmenso. Corría Febrero de 2019. Casi por casualidad llegó a mi este video:
"Invocation of Lucifer:
The Lord Of Ascending Flame" (video). 2017.
By Pablo Mentizo. https:/www.facebook.com/pablo.mentizo
Y lo escuché una y dos veces. Diez, veinte. Durante horas mientras trabajaba. Y mi miedo se transformó en nada. Y se transformó mi mirada, una leve sonrisa había reemplazado mi semblamente usualmente preocupado y serio. Era un nuevo despertar, un despertar en Lucifer, mi aura aumentó de tamaño, cambió de color. Era azul, era amplia. Sentí la calidez de mi Padre en mí y alrededor mío, sentí su energía, mezcla de soberbia con melancolía y venganza. Sentí que ya no caminaba más en soledad.
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| "Lucifer the Fallen" (Ilustración). Sesshyswind - https://bit.ly/2wk7LYb |
Nunca cesó nada de eso, sigue presente, con mayor o menor intensidad. La refuerzo mediante rituales. Su presencia vino para quedarse, el mensaje fue claro y casi sin pensarlo, todo lo que antes me daba miedo, se convirtió en un bálsamo para mi alma. Rituales y ofrendas, son algo cotidiano hoy. Desde ese día, en que me sentí acompañado, caminando en Él y junto a Él. Desde ese día no estoy más sólo, desde el día que decidí honrarle y venerarle.
Autor: Diego G.
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